Ayer el dólar libre rompió la barrera psicológica de los $400 y muchos miraron el comportamiento de los dólares financieros y se preguntaron qué está pasando en el mercado. Por otro lado, la decisión del gobierno de brindar un nuevo desdoblamiento ha generado ruido en otros sectores exportadores que reclaman medidas similares.
Viernes 14 de abril de 2024, Mg. Yanina S. Lojo
Cuando la calma parecía haberse instalado en el frente cambiario, un nuevo sobre salto nos trajo a la realidad y despertó nuevas incertidumbres. Ayer el dólar libre rompió la barrera de los $400. El mismo día que el Banco Central logró recomprar reservas gracias a que el nuevo dólar agro comenzó a funcionar.
¿Qué paso con las reservas?
Tras un muy lento arranque, cuatro jornadas después de que se instrumentará este nuevo tipo de cambio diferenciado, comenzaron a entrar los dólares del agro: es decir, aquellos que el Banco Central compra a $300 (39,7% más caro que el resto de las divisas que pudieran aportar otros exportadores o individuos). Y de esta manera la autoridad monetaria intentó comenzar a recomponer las reservas.
La mayor cantidad de ingresos le permitió al BCRA realizar una recompra por un valor neto de unos USD 332 millones. Siendo la mayor recuperación desde la penúltima jornada de la anterior versión del dólar soja, en diciembre de 2022, cuando se hizo de unos USD 540 millones.
El jueves el Banco Central compró unos USD 574 millones y se desprendió de unos USD 242 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios, obteniendo un saldo positivo de USD 332 millones que le costarán si se tiene en cuenta el efecto de la emisión más de $360 por dólar.
¿El dólar libre por las nubes?
Cuando las pizarras mostraron el jueves que el dólar libre había llegado a los $400 muchos se preguntaron si está suba era lógica. Y no se puede analizar el precio del dólar sin tener en cuenta la inflación.
En lo que va del año el dólar libre habría aumentado unos $54, de esta manera, acumularía una variación de sólo el 15% en más de tres meses. Mientras que la inflación, si se confirma hoy que el IPC de marzo supera el 7% habría evolucionado en más de un 20% durante el primer trimestre de 2023. Teniendo en cuenta que el dólar es un activo más de la economía, es lógico que, si todos los precios se ajustan, este también tenga que responder. Y recordemos que termino el 2022 muy por debajo de la evolución del Índice de Precios. Esto nos da la idea, que en cualquiera de sus versiones - libre, financiero u oficial -, se encuentra atrasado y tiene margen para continuar subiendo.
¿Por qué miramos el dólar libre?
Muchos se preguntan en más de una ocasión ¿por qué se le da relevancia al dólar libre y a su precio? ¿Por qué no sólo nos limitamos a analizar el dólar oficial o en su defecto los dólares financieros? El problema es que ambos se encuentran fuertemente intervenidos. Los segundos hasta hace un tiempo atrás podían ser analizados y considerados con más detalle, pero desde que el ministerio de economía en un intento de contener la brecha comenzó a operar y tratar de controlar el valor, dejaron de ser una referencia transparente.
Lo mismo sucede con el dólar oficial. Hasta el Fondo Monetario Internacional ha considerado que se encuentra al menos un 25% sobrevaluado, por lo cual de ajustarse debería valer no menos de $270.
Pero más allá de eso, no tenemos que olvidarnos que en todas sus versiones la evolución en 2022 y en lo que va de 2023 sigue atrás de la inflación. Por lo que, siguiendo la lógica antes mencionada sus valores se encontrarían atrasados con respecto a la evolución del resto de los precios de la economía.
Sin embargo, la respuesta a esta pregunta está más vinculada a la psicología de los argentinos, a la forma de pensar que tenemos dentro de nuestra economía. Como no vemos en el peso una de las principales cualidades que debe tener una moneda que es la de ser reserva de valor, buscamos otra referencia, que es el dólar dado diversos hechos de la historia económica argentina. Y para el pensamiento del argentino, no importa el nombre que lleve el dólar sino su valor. ¿Por qué? Porque la historia nos ha demostrado que, ante la incertidumbre, lo mejor es cubrirse, y si existen múltiples precios para el mismo activo, los argentinos preferimos referenciarnos en el más alto. Si en un momento este es el Contado Con Liquidación, se tomará como referencia. Si es el dólar bolsa, los precios se fijarán mirando ese norte.
La alta intervención del Estado en los precios de la economía genera distorsiones y hace que se pierdan los precios de referencia, y esto pasa con todos los bienes y activos de la economía, inclusive con dólar. Por momentos, los ahorristas que no saben si está barato o caro, deciden dolarizar sus carteras porque se guían por la incertidumbre y la falta de confianza en lo que vendrá.
¿Qué rumbo parece tomar la economía?
Es claro que se ha decidido que no se va a devaluar, más allá de la política de crawling peg que viene sosteniendo el BCRA. Y habrá que ver si se sigue la recomendación del FMI, de mantener la tasa de devaluación mensual al mismo ritmo que la evolución de los precios.
El problema es que aún no devaluando estamos sintiendo los efectos negativos de la devaluación: importaciones cada vez más trabadas y caras, más inflación, más pobreza y menos reservas. El dólar agro podrá darle un respiro a las arcas del Banco Central, pero sólo por un corto plazo y a un costo altísimo. Que en parte alimenta la desconfianza del mercado, porque sabe que se traducirá a una mayor emisión. Mientras la Fundación Mediterránea estimó un escenario base de contracción en las compras al exterior del 40% anual hasta octubre, sin contar energía, a pesar del mayor ingreso de dólares previsto por el "dólar agro" hay sectores industriales que están pidiendo más desdoblamientos.
¿Un dólar para las PYMES?
La agremiación Industriales Pymes Argentinos (IPA) le ha solicitado al gobierno que gestione un dólar especial para las industrias exportadoras. No sólo quieren que se le reconozca un dólar más alto a la hora de liquidar las exportaciones, sino que se les mantenga el dólar barato para pagar las importaciones cuando tienen como objeto la compra de insumos destinados a la producción. Claramente, alegan que mientras el tipo de cambio oficial se ubique en los $213, las empresas argentinas no son competitivas, y por ello, deben relegar el mercado de exportación y focalizarse en el local.
Esto, según explican desde la agremiación, a la larga tendrá un impacto sobre los márgenes de ganancia, achicándolos. Esto se puede traducir en una caída en la actividad, en pérdida de empleo, aumento de la informalidad y cierre de plantas.
Mientras que desde el gobierno se aferran a una política de cierre de la economía, para tratar de contener la mayor cantidad de dólares, adelantar operaciones y tratar de ver cómo transitar estos meses sin solucionar los problemas de fondos se han olvidado de una regla que hay entre los economistas. La regla se denomina "tres a uno", y como en toda ciencia podrá tener quienes discrepen, pero esta establece que para que el PBI crezca un punto es necesario que las importaciones crezcan tres puntos.
Hoy daría toda la sensación que, aunque desde el ministerio de Economía buscan ganar poder de fuego, contener la brecha, lo más probable es que las medidas tomadas en el corto plazo terminen profundizando la crisis de las reservas, aumentando la inflación y ampliando la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el resto de los que coexisten en el mercado actual. ¿Hasta cuándo se podrá continuar por este camino? Eso sólo lo saben los que conocen a fondo la situación, el resto sólo podemos imaginar que mucho tiempo más no queda.
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