El Banco Central no deja de vender dólares y el rojo se acrecienta. ¿Cuánto tiempo más resistirá? ¿Qué pasará con las importaciones?
Miércoles 9 de noviembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo
Ayer el Banco Central vendió unos USD 145 millones, y de esa manera, acumula un saldo negativo esta semana (sólo dos ruedas) de USD 295 millones, y en lo que va de noviembre (una semana) USD 535 millones.
¿Qué va a pasar?
Es la pregunta que todos nos hacemos, principalmente porque las importaciones están pisadas - la economía lo empieza a evidenciar -, y la sequía empieza a preocupar. El BCRA tiene varios frentes abiertos que preocupan a todos los analistas: la caída en las liquidaciones del agro; el pago de las importaciones diferido por SIMI con categoría B; el pago de las importaciones bajo el nuevo esquema de la SIRA. Pero vayamos analizando punto por punto:
La caída de las liquidaciones del agro
Con la implementación del dólar soja, el Banco Central a un alto costo logró hacerse de dólares para acrecentar sus reservas. Pero esto tuvo un costo más allá del económico: lo que se liquidó no fue por una mayor venta, sino un adelanto. Esto implicaba que lo que se liquidaba en septiembre no se iba a liquidar en los meses subsiguientes, por eso se volvía tan importante cuidarlo hasta que llegaran los dólares de la liquidación de la exportación del trigo. El último trimestre del año siempre se caracterizó por una baja liquidación de las exportaciones. Pero nadie contaba con el factor climático. La sequía que golpea el país amenaza con generar pérdidas: se estima que el 50% de la cosecha se ha perdido. Al mismo tiempo, otro fenómeno vino a poner en jaque al campo: heladas tardías. Esto implica una pérdida estimada de no menos de USD 2.500 millones.
La semana pasada la Bolsa de Comercio de Rosario informó que las liquidaciones proyectadas para la campaña 2022/2023 del trigo presentaría una caída del 35% (uno USD 1.525 millones) con respecto al inicio de la campaña 2021/2022.
Los problemas no se detienen. La siembra de soja y maíz se está demorando por la sequía, sólo se ha sembrado un 5% del área destinada, cuando normalmente para esta época se suele observar un nivel del 50%. Y si algo faltaba, la actividad ganadera empieza a manifestar problemas también.
Todo esto proyecta un menor nivel de ingresos por exportaciones, lo cual está comenzando a generar nerviosismo en el gobierno debido al menor nivel de ingresos de dólares que se espera para los próximos meses.
Asimismo, el anuncio de tipos de cambios diferenciados - más altos que el tipo de cambio oficial -, para algunos sectores del complejo agroexportador comienza a traer cola. Otros sectores empiezan a retener la liquidación a la espera de beneficios que puedan alcanzarlos. Todo esto producido por un tipo de cambio que está lejos de ser competitivo y que, al sumarse a las retenciones, hacen muy poco atractivo para los productores seguir liquidando en un contexto que es más que adverso. Solamente en octubre, se observó una contracción del 83% de las liquidaciones de exportaciones agropecuarias con relación al mes de septiembre y un 50% menos que en 2021.
Las importaciones y sus pagos
Este mes deberían terminarse los pagos correspondientes a las importaciones de energía lo cual debería traer cierto alivio. Sin embargo, comienzan a vencer los plazos de las operaciones de importación de categoría SIMI B que fueron ingresadas al país y obligadas a postergar el pago de 90 a 180 días. En el caso de estas últimas, los vencimientos comenzarán a correr en diciembre. Las declaraciones SIRA con pago anticipado, vista o antes del plazo establecido por la Secretaría de Comercio corresponden a unas pocas excepciones, y en verdad, la situación general es que las SIRA son aprobadas con cuenta gota. Salvo aquellas que se tramitan indicando que el pago se realizará con billetes propios, fondos de libre disponibilidad o financiamiento de entidades locales en dólares.
La situación empieza a tornarse muy complicada para la industria que, ante la falta de insumos, no ve otra alternativa que parar producción, suspender personal como primera medida mientras espera y ve si realmente las aprobaciones llegarán.
Desde el BCRA culpan al anterior secretario de comercio por haber sido muy generoso con las SIMI, y tener que ahora enfrentar pagos que obligan a vender reservas. No es la misma visión que tienen las empresas que vienen acarreando demoras, complicaciones en la producción, y cuya situación hoy es mucho más oscura.
¿Llegamos con las reservas?
Desde Economía crece la preocupación por cumplir la meta del Fondo Monetario con relación a las reservas. A diciembre las reservas netas deberían estar en un nivel no inferior de USD 6.660 millones. A finales de octubre los economistas calculaban que éstas se encontraban entre USD 6.565 a USD 6.910 millones - según el criterio que se utilizara para medirlas -, y de ser así el margen para perder reservas de acá a fin de año es muy bajo.
Esto hace suponer que la Argentina se verá obligada a pedir un waiver al FMI para garantizar que los reembolsos sigan llegando, y que de esa manera la crisis no se profundice porque es muy difícil que en este contexto se pueda cumplir el objetivo. Salvo que la salida de dólares se pise aún más.
¿Qué nos espera de acá a fin de año?
Dada la caída de las liquidaciones agropecuarias, la situación climática y los próximos vencimientos de las deudas comerciales de los importadores sólo se puede esperar que haya cada vez más discrecionalidad en el manejo de los dólares y una mayor tensión cambiaria. Esto se va a traducir en una mayor restricción a las importaciones ya sea con demoras en la entrega de autorizaciones o plazos más largos para el pago - lo cual puede volver inviable la operación -, para tratar de contener la caída de las reservas. Es probable que tengamos por delante un verano muy caliente, donde los importadores encuentren muy difícil obtener las aprobaciones salvo que cuenten con billetes propios. Como siempre la situación golpeará aún más a las PYMES que difícilmente tengan estos recursos o fondos de libre disponibilidad en el exterior para seguir operando. A los pequeños fabricantes, industriales y comerciantes les queda por delante un verano muy complicado.
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