Crece con fuerza las versiones de que, ante el pedido del Fondo Monetario de una fuerte devaluación del peso como parte de la negociación del acuerdo, se implementaría un tipo de cambio diferencial o un arancel sobre aquellas importaciones que cursen sus pagos a través del MULC. ¿Qué consecuencias podría tener esta decisión?
Martes 27 de junio de 2023, Mg. Yanina S. Lojo
Desde hace semanas que son varias las versiones que hacen referencia que sobre la mesa el gobierno evalúa la posibilidad de aplicar un impuesto que implique un tipo de cambio diferenciado para las importaciones. En principio se mencionaba solamente de las operaciones que alcanzaban a los servicios mientras que a medida que pasan los días algunos rumores hacían referencia que se podrían incluir los bienes.
El Fondo Monetario intransigente
Desde el Hacienda creen que la designación del ministro de Economía como precandidato a presidente podría flexibilizar la postura del FMI con respecto a la negociación del acuerdo. Este organismo estaría pidiendo algunas cuestiones para cumplir con el gobierno argentino, que es bastante ambicioso: necesita que se adelanten desembolso y se establezcan nuevas metas fiscales, como también se establezca un nuevo plan de pagos.
Obviamente, el Fondo si decide aceptar la renegociación y realizar los desembolsos pedirá algo a cambio. ¿Por qué? Porque no entregará USD 12 mil millones para que el país continúe el camino del déficit. Uno de los puntos más álgidos es el tema del tipo de cambio. Las autoridades del organismo internacional insisten en que es necesario que el tipo de cambio se ajuste a un valor que refleje la realidad. El problema: un salto en el tipo de cambio se trasladará a inflación. Y de suceder en lo inmediato tendría un impacto directo en lo electoral. Entonces desde Economía analizan otras opciones, las cuales claramente tendrán un impacto directo sobre el comercio exterior.
¿Una posible baja de las retenciones?
Algo que durante años ha solicitado el campo es la baja o quita de las retenciones para potenciar las ventas al exterior. Desde el lunes, circula fuertemente la versión de que el gobierno podría anunciar una reducción en las retenciones, en una ventana de tiempo determinada, para potenciar las liquidaciones del sector agroexportador.
No queda claro si se piensa en la posibilidad de habilitar este beneficio, abriendo una nueva ventana del dólar soja dentro del Programa Incremento Exportador – en el marco del dólar agro -, y si se reforzará con un nuevo tipo de cambio o se mantendrá la oferta de $300 y se le sumará la baja de las retenciones.
Por ahora, es solo una versión que no ha tenido confirmación oficial, que comenzó a circular ayer pero que tiene una lógica en cuanto a la merma de reservas del BCRA. Ayer, por ejemplo, la autoridad monetaria poseía un saldo vendedor para el mes de junio de USD 541 millones, y el valor anual se ubica en – USD 2.663 millones. El sector agropecuario liquido solamente unos USD 10 millones.
Obviamente, una caída en la recaudación en un contexto de alto déficit fiscal no es factible. Y ahí entra la pata de las importaciones con la suba del tipo de cambio.
Un tipo de cambio diferencial o un arancel
No queda claro si será directamente un tipo de cambio diferenciado o si se aplicará como para los consumos en tarjeta de crédito, que es la versión más posible, un impuesto sobre el tipo de cambio. De esta manera, Gobierno podría financiar la rebaja de algunas retenciones y, al mismo tiempo, cumplir con el pedido del Fondo para devaluar. ¿Cuál sería la alícuota que se está manejando? Un 30%.
Hay versiones que indican que esta política iría direccionada únicamente a los servicios, a los cuales se le aplicaría un arancel. Otras versiones directamente hablan de una medida que aplicaría tanto para bienes como para servicios.
Una devaluación encubierta, no deja de ser una devaluación
Claramente, el gobierno no quiere llevar adelante una devaluación del tipo de cambio oficial por cuestiones obvias: el golpe al bolsillo justo antes de las elecciones sería durísimo en términos electorales. Y la inflación, que desde el gobierno insisten en que en junio mostrará nuevamente un valor menor, se dispararía.
Difícil sería de sostener muchos acuerdos de precios. Menos los que hoy estaría negociando el gobierno con las cadenas de supermercados – a las que les habrían pedido no aumentar por encima del 5,8% y de hacerlo, siempre en la segunda quincena del mes para que el impacto no se sienta tanto en el índice mensual -, o con las cadenas de electrodomésticos y otros bienes durables.
Pero si se aplica un impuesto al tipo de cambio que se aplica a los pagos de las importaciones si o si el impacto llegará. Quizás tarde en golpear el bolsillo del consumidor un poco más que una devaluación directa, pero llegarán.
Casi todas las cadenas productivas del país tienen insumos o servicios dentro de sus procesos productivos que son importados y, por lo tanto, este aumento en el costo de la operación se trasladará a toda la cadena.
Inclusive en el sector agroexportador: la quita de retenciones para mejorar la competitividad será diluida por este recargo. ¿Por qué? Porque el sector agropecuario necesita importar insumos, maquinarias y otros bienes.
Quizás se podría creer que el impacto podría ser menor si este recargo cae sobre la importación de servicios. Pero ¿sobre cuáles servicios? Porque podrá haber algunos que tengan una menor repercusión que otros. Sin embargo, si la modificación alcanza a los fletes internacionales el daño será muy alto. Con todos los problemas que hoy hay para poder operar, sería el golpe de gracia.
Las importaciones pagando el pato de la boda
Al mismo tiempo, está decisión ¿será suficiente para que el FMI desbloquee los USD 12 mil millones que desde Economía dicen necesitar? Lo más probable es que, en el corto plazo, para no profundizar la crisis que procesa con los desembolsos que corresponden a este trimestre. Salvo que Economía muestre realmente un plan económico para llevar adelante las correcciones que tanto necesita el país.
¿Y entonces? Argentina no tendrá más opción que tratar de hacerse de dólares genuinos ya sea limitando aún más las importaciones, habilitando nuevos tramos del SWAP con China y tratar de conseguir el ingreso al Banco de los BRICS para poder obtener las garantías necesarias para cerrar el acuerdo con Brasil.
Ayer nos preguntábamos si ¿un ministro de Economía con proyección presidencial sería capaz de tomar las medidas necesarias para sanear la situación o buscaría paliativos para llegar y después cuando las urnas se hayan expresado evaluará el camino a seguir? Si se decide avanzar por el camino de esta “devaluación encubierta” quedará claro que pesa más el candidato. ¿Por qué? Porque tarde o temprano se deberá sincerar el tipo de cambio, y el desgaste que se generará en todo este tiempo hasta llegar a ese momento, provocará que el golpe sea mayor para la sociedad.
Lamentablemente, como siempre la industria, los exportadores, los importadores y los consumidores terminaran pagando un precio de una devaluación sin que esta se haya llevado adelante. La sociedad en su conjunto sufrirá las consecuencias, a través de una mayor perdida de su poder adquisitivo. Aunque a la vista sean los importadores los que paguen el pato de la boda.
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