El BCRA moderniza el cálculo del tipo de cambio de referencia y adopta un sistema basado en operaciones reales desde enero de 2026
- mgyaninaslojo
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Desde enero de 2026, el Banco Central dejará atrás el sistema de encuestas para calcular el Tipo de Cambio de Referencia (A3500) y adoptará un modelo basado en operaciones reales ponderadas por volumen. La medida busca modernizar un indicador clave y alinearlo con estándares internacionales.
Viernes 5 de diciembre de 2025, Mg. Yanina S. Lojo

El Banco Central de la República Argentina (BCRA) dio un paso significativo en la modernización del mercado cambiario con la aprobación de una nueva metodología para calcular el Tipo de Cambio de Referencia (TCR), el indicador utilizado como base para diversos contratos, informes financieros, operaciones de comercio exterior y ajustes contables.
A partir del 1° de enero de 2026, el organismo dejará atrás el histórico sistema de encuestas que recababa cotizaciones de las entidades financieras para pasar a un esquema más robusto, fundado exclusivamente en operaciones efectivas del mercado y ponderadas según el volumen transado.
La decisión es el resultado de un proceso de consulta pública lanzado el 5 de noviembre, en el que participaron bancos, intermediarios, mercados a término y cámaras empresarias. El BCRA incorporó los aportes del sector privado para ajustar aspectos metodológicos, lo que fortalece la legitimidad técnica del cambio y refleja una apertura poco habitual en materia regulatoria. Para los operadores, haber sido parte del proceso despeja incertidumbres y facilita la adaptación al nuevo esquema desde su entrada en vigencia.
El cambio metodológico representa una mejora estructural por varias razones. En primer lugar, reemplaza un sistema de encuestas que, aunque operativo durante décadas, era vulnerable a inconsistencias, diferencias entre entidades y posibles distorsiones derivadas de la propia dinámica de reporte. Al basarse únicamente en transacciones reales, el nuevo TCR reducirá la brecha entre la estadística publicada y la operatoria efectiva del mercado, lo que aporta mayor credibilidad a un indicador utilizado incluso por mercados internacionales que siguen de cerca el comportamiento del peso argentino.
En segundo lugar, la ponderación por volumen permite que el tipo de cambio refleje con mayor precisión la profundidad del mercado. Las operaciones de mayor tamaño tendrán más peso en el cálculo, en línea con los estándares utilizados por bancos centrales que modernizaron sus metodologías en los últimos años, como Brasil, México, Chile y países europeos. Esta actualización coloca al BCRA en una senda de convergencia internacional y mejora la comparabilidad de datos entre jurisdicciones.
La transparencia también es un elemento central del nuevo sistema. Al eliminar la discrecionalidad inherente a las encuestas, el cálculo del TCR se vuelve más auditable, previsible y difícil de manipular. Para las entidades financieras y los mercados a término, esto implica operar con un valor de referencia más confiable, lo que a su vez fortalece la formación de expectativas y reduce la volatilidad derivada de incertidumbre informativa.
Desde el punto de vista operativo, la nueva metodología permitirá que bancos, empresas exportadoras e importadoras, agentes bursátiles y organismos públicos cuenten con un indicador más sólido para múltiples usos: desde la liquidación de contratos futuros hasta la fijación de precios en operaciones de comercio exterior o la valuación de activos y pasivos en moneda extranjera.
Aunque la medida no tendrá un impacto inmediato sobre el nivel del tipo de cambio —ya que se trata de un cambio metodológico y no de política cambiaria—, especialistas coinciden en que mejora la infraestructura técnica del mercado y contribuye a una mayor previsibilidad regulatoria. En un ecosistema financiero donde la confianza y la transparencia son activos escasos, avanzar hacia estándares más objetivos y comparables es un paso clave para consolidar el funcionamiento del mercado.
Con esta actualización, el BCRA introduce una mejora estructural largamente postergada y se acerca a las mejores prácticas internacionales en materia de cálculo de indicadores de referencia. El desafío será sostener esta línea de modernización regulatoria y consolidar un entorno donde las reglas claras favorezcan la eficiencia, la competencia y la estabilidad del mercado cambiario argentino.
