Los problemas de la Argentina nos llevan a una situación en donde lo único que nos queda es definir soluciones que tengan un impacto inmediato. Donde la verdad y la honestidad sean nuestros únicos aliados.
Viernes 9 de septiembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo
Mucho se ha hablado en estos días y no sólo de economía. Me atrevería a decir que de lo que menos se habló fue de economía. Pero la realidad es que todo lo que se habló tiene un impacto directo en ésta. El problema es que, aunque profundamente serios los temas de discusión de esta semana, no dan solución a las preocupaciones que la gente debe enfrentar todos los días.
La inflación de agosto sería cercana al 6,5% y la emisión monetaria que se realizó a fin de solventar el nuevo dólar soja hace prever que, o bien el BCRA realiza una nueva suba de las tasas - una muy fuerte que lleve la tasa efectiva por encima del 100% -, o bien habrá un nuevo salto en las cotizaciones de los dólares no regulados por dicha entidad (blue, CCL y MEP principalmente) El gobierno ha demostrado que está contra las cuerdas y que no le queda más opción que empezar a ceder.
Hemos llegado al punto en donde los industriales cuestionan los dólares que usan los argentinos para irse de viaje y piden medidas antes del Mundial, Argentina fue uno de los países que más entradas compró. Sienten que es una injusticia que a ellos cada vez se les limite más la posibilidad de acceder al mercado oficial para comprar maquinaria e insumos mientras que aquellos que viajan pagan con su tarjeta sin inconvenientes. Otros sectores ya están pidiendo un dólar especial (por ejemplo, podemos mencionar el dólar malbec). En otras palabras, somos argentinos contra argentinos. Y es momento de decir basta. No debemos enfrentarnos entre nosotros, el gobierno tiene que darle a todos los argentinos las mismas posibilidades y herramientas para crecer.
¿Hasta cuándo vamos a seguir jugando con el tipo de cambio a la ruleta rusa? ¿Hasta cuándo vamos a seguir arriesgando todo por no asumir la responsabilidad? Devaluar no es una decisión fácil ni agradable de tomar pero en algún momento hay que tomarla porque el daño es cada vez mayor. ¿Cuántos tipos de cambio vamos a tener? ¿Qué le vamos a ofrecer a cada sector? Y más importante aún ¿a qué costo? Las cerealeras cumplieron su parte y liquidaron más aún de lo prometido, ¿a dónde van a ir todos esos pesos si no suben las tasas? Recordemos que en el segmento mayorista difícilmente puede acceder a los préstamos UVA, que nos permiten protegernos de la inflación. Y si la inflación sigue a este ritmo, los plazo fijos tradicionales aún están muy al limite para garantizar una adecuada cobertura. Es de suponer entonces que si las tasas no suben en los próximos días la brecha cambiaria subirá.
Por otro lado, ¿cuánto más vamos a cerrar la economía? La industria local requiere de insumos importados, en mayor o menor medida, y no se está permitiendo el ingreso o se lo hace a cuenta gotas. Ya sea por la administración de las LNA como por el cepo cambiario que vuelve muy difícil el pago de las operaciones que se logran concretar. Por otro lado, hay una numerosa lista de productos terminado que no se producen en nuestro país y que son necesarios. Y estos tienen aún más dificultades para importarse. El BCRA tiene reservas para una semana de importaciones, entonces nos preguntamos: ¿cómo va a hacer Massa para conseguir los USD 39.000 millones que le faltan para garantizar seis meses de importaciones y darle ritmo a la industria?
La economía real es un desastre y mientras el equipo económico pasea por el mundo tratando de conseguir que nos presten algún dólar adicional, la gente no llega a fin de mes. Se necesitan los dólares porque sino sólo queda el abismo pero también necesitamos enfrentar las dificultades de la gente.
El problema es que los objetivos de unos son diferentes a los problemas de los otros. Mientras que los que ocupan cargos piensan en las elecciones y en cómo asegurar su poder. La gente en la calle piensa en cómo pagar las cuentas, el colegio, la prepaga, entre otras cosas. También está preocupada por su fuente de trabajo: muchas fábricas tienen ya serias dificultades para seguir operando, lo que más temprano que tarde se traducirá en suspensiones y despidos. No hablemos de lo difícil que es para aquel que tiene un negocio minorista, entre la suba de los alquileres, los servicios y la caída en las ventas. La gente no quiere promesas vacías a futuro. No después de haber luchado tanto para conseguir algo: una casa, un auto, un ahorro, lo mucho o poco pero que le es propio.
Mientras los políticos se pelean, el funcionamiento de nuestro parlamento es anecdótico. Solo sesiona en cuenta a gotas y se olvidan de las leyes importantes que el país necesita para llegar al siglo XXI. Necesitamos reformas laborales, previsionales, tributarias y aduaneras, si lo que queremos es que mejoren las condiciones de vida de todos los argentinos de verdad.
Todo lo que la política hace o dice impacta fuerte en la economía. Si hay temor por inestabilidad política o social, las inversiones se contraen. Nadie invierte en un país en donde el orden democrático no esté garantizado, donde el foco no está puesto en ordenar las cuentas, sino en ver cómo tiramos hasta la próxima revisión. Ningún inversor va a confiar en un país que dice que no tiene plata para más subsidios pero a la vez realiza anuncios de nuevos programas que no son más que subsidios encubiertos.
El momento es ahora, hay que dejar demorar la decisión. El ajuste no puede ser solo para la clase trabajadora a través de quita de subsidios y aumento de impuestos. No podemos seguir enfrentando a la sociedad. Es ahora cuando el ajuste tiene que salir del Estado. Se necesita un programa de estabilización urgente. Se necesita compromiso de todos y cada uno de los sectores del Estado para salir adelante. Solos no vamos a poder, necesitamos que la sociedad en su conjunto tire para un mismo lado. No perdamos el foco de lo que es importante, ni dejemos que nos distraigan con las discusiones políticas que cada partido tiene y que traslada hacia nosotros. Si ellos piensan qué hay algo más importante hoy que mejorar la calidad de vida de todos los argentinos entonces quizás deberían alejarse y dejar que la gente con verdadera vocación de servicio haga su trabajo.
El momento es aquí y ahora, es esta nuestra oportunidad. Si la dejamos pasar puede que ya no haya vuelta atrás y el daño sea irreparable.
Aquí y ahora … ¿alguien escuchará el pedido?
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