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Sin lugar para el fracaso

Actualizado: 12 sept 2022

Ante una nueva negociación con el FMI, las señales que recibe el mercado son las equivocadas. Ya no hay margen para el fracaso.

Lunes 5 de septiembre de 2022 Mg. Yanina S. Lojo


Este domingo viajó el equipo económico con el objetivo de acelerar las negociaciones con el Fondo Monetario para que cuando Massa llegué, las cuestiones técnicas estén zanjadas. Lamentablemente, el éxito o el fracaso de la economía argentina depende ya no de la buena voluntad de los negociadores del FMI, sino de las decisiones que tomemos los argentinos y las señales que le sigamos enviando mercado.




La decisión de mantener un ritmo bajo de devaluación y de no ajustar el tipo de cambio para que sea competitivo está arrastrando al Banco Central a un pozo sin salida. Los exportadores están liquidando sólo lo que necesitan para comprar los insumos justos y necesarios para la próxima producción, y los importadores están tratando de traer toda la mercadería que pueden. Si seguimos por este camino, lo más probable es que en algún momento ya no haya dólares para nadie. ¿Qué va a pasar en noviembre cuando muchos argentinos quieran viajar para ver el mundial? ¿Va haber dólares o llegará el famoso cepo a la tarjeta de crédito?


Todas las esperanzas están puestas en las posibilidades que pueda tener la delegación de hacerse de nuevos créditos en dólares para reforzar las arcas pero,¿será suficiente?. Si uno de los principios básicos de la economía es que se necesita contar con reservas para afrontar al menos seis meses de importaciones ¿podremos solucionarlo con un préstamo adicional del FMI? O ¿necesitaremos endeudarnos aún más para darle estabilidad al Banco Central? ¿A qué costo lo haremos? ¿Qué es lo que estamos proponiéndole al país? A cambio de no reconocer errores, y seguir sosteniendo mentiras - porque un dólar de $145 es irreal -, vamos a seguir debilitando la posición financiera del país, colocándolo en una situación aún más comprometida donde cualquier paso en falso nos haría terminar en el fondo del mar.


La política interna sigue haciendo estragos en la economía. La distancia qué hay entre los políticos y la gente es atroz. Pareciera que no se dan cuenta que con una inflación cercana al 100% lo que el pueblo necesita son soluciones. La sociedad está cansada de las divisiones, los conflictos y la pantomima política. Necesitamos estabilidad. Sin estabilidad no hay economía que pueda desarrollarse y crecer. Aquellos que tienen el poder de dirigir el país necesitan asumir que es necesario empezar a dar verdaderas soluciones: reducción de impuestos, retenciones y verdaderos programas de estímulo para la producción. El país necesita trabajar, producir y dejar atrás medidas que hasta ahora de nada han servido.


Hasta ahora lo único que el mercado recibió fue: aumento de las tarifas, suba de tasas y nuevo subsidios. En casi un mes de gestión, el nuevo equipo económico no logró mucho. Las reservas del Banco Central siguen vacías, la confianza del mercado está por el piso, es más conveniente poner la plata en el banco que generar trabajo o consumir, lo cual es malo para la economía real - está que ayuda a crecer al pequeño productor o emprendedor -, y las divisiones internas están a la vista. Ya es un vox populis que el tipo de cambio es insostenible, sin embargo, el gobierno se aferra a la decisión de seguir ofreciendo placebos que no logran el objetivo final, aumentar los dólares que ingresan al país. Quiere que la economía asuma la responsabilidad de devaluar y eso es una buena señal. No asumir la responsabilidad y dejar que las cosas sucedan a la fuerza tiene un impacto mayor.


La economía global hoy esta pagando los excesos de la política durante la pandemia, por ejemplo, la emisión monetaria. Países con bajos niveles de inflación hoy se encuentran teniendo que tomar medidas de política monetaria duras para absorber los estímulos que dieron cuando decidieron parar toda la actividad. Y muchos de estos países hoy están enfrentando conflictos políticos internos lo cual está haciendo más difícil la tarea de recomponer la economía.


Veamos el caso de Reino Unido, que sumado a los problemas que le dejo la salida de la Unión Europea - por ejemplo, el pleno empleo que hace imposible conseguir mano de obra dado que muchos inmigrantes han abandonado el país -, hoy se encuentra con fuertes dificultades para controlar la inflación. A fines de agosto, ha tenido que aumentar la tarifa de la energía casi un 300% con el consecuente impacto que tendrá en los precios y en la capacidad de compra de su ciudadanos. También vemos que desde lo político hace tiempo que están sumidos en el caos, que culminó con la renuncia del Primer Ministro.


Estados Unidos, es otro ejemplo, donde la política juega en contra de la recuperación de la economía. El martes 8 de noviembre se llevarán las elecciones de medio termino. Y las consecuencias que pueda tener una victoria de los republicanos que apoyan a Trump se verán en los días posteriores. La posibilidad de que Trump sea re electo como presidente tendrá claramente un impacto directo en la economía y arrastrará al resto del mundo.


Los casos antes mencionados vienen a demostrar que cuando desde la economía se pide seriedad, compromiso, estabilidad, respeto por las instituciones y menos demagogia, no se lo hace por una cuestión de gustos políticos. Las preferencias políticas se dejan de lado y lo que se hace es solicitar condiciones óptimas para el desarrollo de la economía.


El capitalismo ha demostrado ser el mejor sistema económico hasta ahora desarrollado por el hombre, siempre que el Estado intervenga lo menos posible. Rusia y China lo han tenido que reconocer. E incluso practicar en mayor o menor medida cada uno. Hay que erradicar de una vez por todas el concepto de que el empresario es malo y el obrero bueno. La bondad o la maldad no son virtudes inherentes a la posición que se asume dentro de la estructura productiva. En ambas puntas hay buenos y malos. Lo que se tiene que entender es que todos los eslabones tienen que trabajar en conjunto con un objetivo en común para lograr el mayor beneficio para todos.


La gente está cansada de “remar en dulce de leche” todos los días y ver que no le alcanza para nada. La gente está cansada de los enfrentamientos sin sentido. La gente está cansada de que los políticos se peleen por tonterías mientras se hace imposible llegar a fin de mes. Va siendo hora de que asuman la responsabilidad y empiecen a trabajar en conjunto para mejorar la situación del país porque el destino al que nos están conduciendo es el equivocado. Empiecen a discutir aquellas leyes que tendrán impacto real en la vida de la gente porque sino el país caerá en una terrible crisis de la que para muchos será muy difícil salir. Ya no hay más margen error. O enderezamos el timón o nos chocamos con el iceberg. O empezamos planificar un país en serio o nos caemos del mapa.


Este no es el mismo artículo que había escrito para el día viernes, lo he modificado luego de los acontecimientos de público conocimiento, pero el mensaje final es el mismo.


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