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El flagelo de la inflación en la Argentina

Ayer el INDEC dio a conocer los números correspondientes a la pobreza e indigencia para el segundo semestre del 2022, y la situación se vuelve preocupante más si consideramos que el empleo sube y el PBI en 2022 creció. La gente trabaja cada vez más, pero la inflación no da respiro.

Viernes 31 de marzo de 2023, Mg. Yanina S. Lojo


El PBI del cuarto trimestre de 2022 muestra una variación positiva del 1,9% con respecto a igual periodo de 2021. La actividad económica creció un 5,2% - aunque en el último tramo se desaceleró -, y la desocupación continua en valores bajos con respecto a los que había pre pandemia, cerrando el último trimestre del año pasado en torno al 6,3% - un nivel que no se observaba desde los 90’. La pobreza y la indigencia en nuestro país no cede.


Los números que no alcanzan para reflejar la realidad


Ayer el INDEC presentó el Informe sobre Condiciones de Vida - Incidencia de la pobreza y la indigencia en 31 aglomerados urbanos –, correspondiente al último trimestre de 2022 y el número resultó más que preocupante: la pobreza llegó hasta el 39,2%.



Del cuadro anterior se desprende que el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza (LP) alcanzó el 29,6%; en ellos reside el 39,2% de las personas. Luego hay que discriminar un 6,2% de hogares que se encuentran por debajo de la línea de indigencia, que incluyen al 8,1% de las personas. Lo que representa que 11,5 millones de personas en el país no alcanzan a satisfacer sus necesidades básicas. Sin embargo, 2,4 millones de habitantes son indigentes. Pero si estos valores se extienden a la población rural, equivaldrían a unos 18.800.000 de habitantes en la pobreza y unos 3.800.000 indigentes.


Por otro lado, en relación con las diferencias por regiones el INDEC informa que la mayor incidencia de la pobreza en personas se observó en las regiones Noreste (NEA), 43,6%; y Noroeste (NOA), 43,1%. Las menores, por su parte, se registraron en las regiones Patagonia, 34,7%; y Pampeana, 36,3. Asimismo, en los aglomerados de 500.000 y más habitantes como en los de menos de 500.000 se observó un aumento de la pobreza de 2,2 p.p. y 4,7 p.p. respectivamente, con respecto al primer semestre de 2022.


Las comparaciones odiosas


Durante el primer tramo de 2022, la pobreza había alcanzado al 36,5% de la población y la indigencia había sido del 8,8%. Al comparar los datos vemos que, si bien en el segundo tramo la indigencia habría disminuido, ya que estaba en el orden del 8,8% y pasó al 8,1%. Sin embargo, la pobreza se incrementó.


Cuando el análisis se hace contra el mismo semestre de 2021, la pobreza paso de estar en el 37,3% al 39,2% mientras que la indigencia se ubicaba en el 8,2%.


El impacto en las Canastas Básica Total y la Canasta Básica Alimentaria


Es importante recordar que tanto la pobreza como la indigencia surgen de la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT) mediante sus ingresos monetarios.


Con respecto al semestre anterior, el ingreso total familiar aumentó 37,3%. Las canastas regionales promedio aumentaron 43,5% (CBA) y 44,4% (CBT). En otras palabas, debido a la inflación mientras que los productos suben por el ascensor, los ingresos lo hacen por la escalera, y eso genera que haya cada vez más pobres e indigentes en nuestro país.


Desde el INDEC remarcaron que, aunque la tasa de pobreza aumentó para el conjunto de la población. En el caso de la tasa de indigencia, su incidencia en personas disminuyó en el promedio del semestre.


El verdadero flagelo


Cuando se hace una discriminación etaria se observa que nuevamente el grupo que más proporción de pobres posee es el de personas entre 0 a 14 años, es decir, nuestros niños. Nuestro futuro. En este caso, el nivel llega hasta el 54,2%. Mientras que la indigencia está en el 12%. En el primer semestre de este año el número había llegado al 50,9% de los niños viviendo en la pobreza, lo que representaba 5,54 millones de chicos de los cuales 1,38 millones eran indigentes (el 12,4%). Según UNICEF, 2 de cada 3 niños en nuestro país es pobre.


El porcentaje total de pobres para los grupos de 15 a 29 años y de 30 a 64 años es de 45,0% y 35,0%, respectivamente. Y en la población de 65 años y más, es decir, nuestros jubilados, el 14,5% se ubicó bajo la línea de la pobreza.


Estos números nos deja sin palabras, porque muestran claramente que la inflación en nuestro país está dañando a los que menos tienen y que las políticas tomadas hasta el momento lejos están de dar respuesta a los problemas reales de la gente. Ya no es una cuestión de bandera política ni de gobierno, sino de políticas de Estado. Necesitamos como sociedad tomar conciencia y asumir un compromiso con nuestro futuro como Nación. Sentar las bases del desarrollo de nuestro pueblo sobre la base del trabajo, el esfuerzo y la educación que es lo único que nos va a permitir salir adelante. Tenemos muchísimos recursos naturales listos para ser aprovechados pero mientras no logremos construir confianza, nadie va a querer invertir para potenciar el crecimiento y desarrollo económico de nuestro país. ¿Quién se animaría – local o extranjero -, a desarrollar un megaproyecto en un lugar donde cada cuatro años cambian las reglas o inclusive antes? La falta de previsibilidad, de seguridad jurídica, de compromiso y de reglas claras atentan contra nuestro propio potencial. Sólo vamos a poder solucionar el problema grave de nuestra sociedad cuando entendamos que no somos un país rico, somo un lugar con mucho potencial, que puede obtener riqueza sólo si se compromete, trabaja duro y se esfuerza. Unas generaciones atrás estos valores no se discutían, quizás es hora de volver a las raíces y de esa manera empezar a construir un país

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