La primera vuelta en Brasil para elegir candidato presidencial se desarrolló este domingo y la conclusión es que habrá ballotage. Más allá de que las encuestadoras se equivocaron nuevamente, lo que nos interesa es saber qué impacto tendrá en nuestro país la elección de uno u otro candidato.
Lunes 3 de octubre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo
Ayer fueron las elecciones presidenciales de Brasil y contrario a lo que muchos pensaban, que Bolsonaro perdería contra Lula por amplio margen, los dos candidatos favoritos terminaron en un empate técnico. Esto los lleva a una segunda vuelta de la que nadie sabe qué resultado podrá tener. A los argentinos nos interesa y mucho el resultado de esta elección, porque se define la conducción económica de nuestro principal socio comercial. Además, si bien ambos candidatos han manifestado ya una posición similar en cuando al MERCOSUR, las relaciones bilaterales podrán ser más o menos complicadas en el último año de mandato de Alberto Fernández.
Fuente: Infobae.com
La economía de Bolsonaro
Las encuestadoras se equivocaron de nuevo. Quizás hay factores que no están considerando y que deberían. En general, la experiencia demuestra que cuando a un gobierno le va bien económicamente suele reelegirse.
La economía de Bolsonaro estaba funcionando bastante bien. Las expectativas de crecimiento económico se elevaron del 2% al 2,7% - esto se debe a un crecimiento del PBI 1,17% en julio comparado con el mes anterior. Sin contar que la expansión Interanual se da en el orden del 3.87%. Sin embargo, muchos economistas locales apuntan a que en 2023 el PBI crecerá cercano al 0.50%, muy por debajo de las estimaciones actuales de 2022.
La tasa de desempleo cayó por sexto mes consecutivo, y alcanza en agosto, el nivel más bajo desde 2015. Actualmente, la desocupación se encuentra en 8,9%.
El trabajo informal, lamentablemente, sigue creciendo y alcanza a 13,1 millones de personas, un 39,9% de la población económicamente activa.
Con relación a la inflación, cuando asumió Bolsonaro se encontraba en el 11,6% creciendo hasta el 13,2%. Hoy se encuentra en el 8,73% y agosto es el segundo mes consecutivo donde la economía manifiesta deflación. Una de las medidas que tomó Bolsonaro para bajar los precios, fue la reducción en los impuestos a los combustibles. A esto se le sumó una política monetaria de parte del Banco Central de Brasil orientada a la suba de tasas para contraer la base monetaria. La tasa de interés paso de un 2% en el primer trimestre de 2021 a un 13,75% este mes, siendo el nivel más alto desde 2016.
Lo que no logró controlar es el hambre y la deuda: 33,1 millones de brasileños no pueden satisfacer sus necesidades básicas alimenticias. Por otro lado, Brasil posee una deuda equivalente al 77,6% de su PBI. Es importante señalar que la deuda de Argentina rondaba en mayo el 70% del PBI, y el promedio de la región es de 65,3% del PBI.
Muchos hablan de una "bomba fiscal" que dejaría Bolsonaro debido a la conjugación del alto nivel de deuda, la situación tirante entre el presupuesto, el gasto público y las demandas sociales para solucionar los problemas del hambre. A esto se le sumaría la fuerte caída en el crecimiento de la economía.
Un Lula no tan de izquierda
Sorprendió esta semana a Lula hablando de que, ante la posibilidad de ser electo presidente, impulsaría el acuerdo UE - MERCOSUR. Pero quizás no debería llamar tanto la atención. El compañero de fórmula de Lula es Geraldo Alckmin, ex gobernador de San Pablo y representante del partido Social Demócrata Brasileño. De dicho partido proviene el expresidente Fernando Henrique Cardoso, quien implementó el Plan Real. Durante su primer gobierno, Lula no se alejó mucho del plan económico impulsado por Cardoso. En el artículo ¿En qué consistió el Plan Real? Se explica que Lula toma la decisión de continuar con la política de privatización e incluso cedió en manos privadas inversiones en infraestructura para aprovechar la situación económica general positiva y poder apuntalar el crecimiento económico. Recién durante su segundo mandato pudo acompañar estas políticas con subas de salarios, créditos al consumo y aún más inversión.
¿Qué diferencias hay entre ambos candidatos en materia económica?
Lo primero que se debe tener en cuenta es que más allá de quien se siente en el sillón presidencial, en Brasil las decisiones se toman en conjunto con el Poder Legislativo. Esto hace que todo deba ser negociado a través del Congreso y por la constitución actual, si ganara Lula tendría mucho por negociar. Es por ello, que se si analizan los discursos del último tiempo de este candidato se lo note más inclinado al ala de centro derecha - con quien formó su alianza electoral-, marcando que gane quien gane es posible que Brasil se mantenga orientado por ese camino y no por un cambio de 180 grados, por lo menos, en los próximos años. Por otro lado, desde la implementación del Plan Real cuatro son los pilares que han sido el norte para el crecimiento económico de Brasil: superávit fiscal primario, tasas de interés positivas, tipo de cambio controlado, pero no fijo, y metas de inflación. Dichos pilares se han mantenido durante los dos primeros gobiernos de Lula.
Entonces, es posible que muchos piensen que la diferencia entre ambos candidatos radique en que Lula no acompañe el proceso actual de desregulación que impulsa Bolsonaro. Por ejemplo, según lo que conversó con el Financial Times, Lula dijo que cree que Petrobras debe proveer de energía barata a los brasileños más que dedicarse al negocio de la exportación como ha venido haciendo hasta ahora durante el gobierno de Bolsonaro.
Durante la administración de Michel Temer, su ministro de economía fue el presidente del Banco Central de Lula durante ambos mandatos, Henrique Meirelles. Este es otro ejemplo de la inclinación del gobierno brasileño de mantener siempre el horizonte del Plan Real más allá del partido político que gobierne. Durante su gestión en economía, Meirelles, introdujo reformas pro-mercado, puso un límite al gasto y ajustó fuertemente a cumplir con los pilares del Plan Real.
El MERCOSUR
En este caso, ambos candidatos han manifestado que van a acompañar un posible acuerdo entre la Unión Europea y MERCOSUR. Según Lula, de ser electo en los primeros seis meses de gestión buscará cerrar dicho acuerdo que considera permitirá incrementar la industrialización de Brasil. Esto se contrapone fuertemente con la postura de la Argentina, que va quedándose sola en una posición aislacionista y sin visión de apertura de un bloque que en 30 años poco a avanzado.
Habrá que ver cuál es la predisposición actual de la Unión Europea considerando la crisis propia que está atravesando. Bolsonaro se cerró al bloque latinoamericano y avanzó en las negociaciones de tratados de libre comercio. Es posible de imaginar que Lula quiera retomar el liderazgo y poner a Brasil como cabeza de Latinoamérica. No hay que dejar pasar el comentario que realizó la última semana, criticando al presidente Alberto Fernández. Se puede coincidir o no sobre el análisis que hizo de la economía argentina pero el hecho que haya decidido criticar abiertamente al presidente de su principal socio comercial marca la pauta de que quizás Argentina no tenga en él al aliado que esperaba.
El MERCOSUR está muy estancado y con Brasil y Uruguay dispuestos a avanzar con tratados de libre comercio, Argentina se debilita. Si bien el bloque requiere del consenso de sus Estados miembros, la balanza se empieza a inclinar y probablemente no le quede opción al país más que aceptar el avance. Hay que recordar que los Estados miembros originales son: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. Más tarde se incorporó a Venezuela, pero sus derechos como Estado Miembro se encuentran suspendidos según el Protocolo de Ushuaia por ruptura del orden democrático.
El impacto en Argentina
Brasil es el principal socio comercial de nuestro país: allí se destinan el grueso de nuestras exportaciones, es de donde provienen muchas de las inversiones extranjeras y de donde recibimos la mayor cantidad de turistas. Se estima que las exportaciones de 2022 se ubicarán en valores cercanos a los USD 12.000 millones. También es uno de nuestros principales proveedores, el saldo comercial a favor de éste hasta agosto rondaba en USD 1.960 millones.
La economía de ambos países está muy vinculada, una tormenta en uno tiene impacto en el otro. Durante finales del siglo XX ambos países crecieron fuertemente impulsados por el aumento del precio de las materias primas. Pero mientras que Brasil siguió creciendo gracias a su Plan Real, la convertibilidad se transformó en un corsé que terminó condicionando a nuestro país.
Si uno analiza las declaraciones de ambos candidatos no habría grandes cambios en materia económica que pudieran tener un impacto significativo en nuestro país. Las diferencias estarán más relacionadas con la política internacional y la relación con Latinoamérica. Mientras que Bolsonaro se centró en Brasil, Lula buscará retomar el liderazgo propio dentro del continente. Y las relaciones bilaterales estarán condicionadas por como la Argentina busque alinearse los planteamientos que se impongan dentro del bloque regional. Si bien algunos puedan pensar que Lula al tener más simpatía por el actual gobierno pueda ayudarlo, no hay que olvidarse que Lula y Bolsonaro son candidatos en el país vecino y van a hacer lo que más le convenga a sus votantes. Y cuando asuma el próximo presidente de Brasil, al gobierno de Fernández le quedará menos de un año de gestión por lo cual es posible que poco suceda porque se prefiera esperar a ver quién gobernará durante los próximos cuatro años.
Lo más importante hoy es que las elecciones del 30 de octubre se realicen con la mayor tranquilidad posible y que los resultados sean reconocidos por todas las partes. Un estallido social sería gravísimo no solo para Brasil, sino para toda la región.
Finalmente, es de remarcar que independientemente de quién gobierne, Brasil mantiene durante más de 20 años los ojos puestos en los objetivos que definió Cardoso. Eso puede explicar porque Brasil es lo que es y nosotros estamos cómo estamos. Más allá de los escándalos de corrupción o las declaraciones incendiarias, nadie cuestiona cuál es el norte.
¿Qué es lo mejor para los brasileños? ¿Lula o Bolsonaro? Eso hay que dejárselo a los brasileños, que son los que tienen que decidir su futuro. Desde acá opinar, considero que sería un atrevimiento. Lo mejor para nosotros como argentinos siempre es focalizarnos en nuestra economía, que bastante mal está, y empezar a construir un país mejor.
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