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Dólar Soja 3.0

El viernes pasado el ministro de economía anunció una nueva versión del dólar soja. Y ya en el primer día le permitió al BCRA hacerse de USD 200 millones para las reservas. ¿Qué pasará?

Martes 29 de noviembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo


Desde este lunes, mediante el decreto Nº787/2022, el gobierno estableció la entrada en vigor hasta fin de año de una nueva versión del dólar soja. Para la liquidación de exportaciones de soja y sus derivados se aplicará un tipo de cambio diferenciado de $230.-


Programa de Incremento de exportaciones – Soja 3.0


Este programa que busca beneficiar a cualquier sujeto que haya realizado operaciones en los últimos 18 meses estará disponible desde el lunes 28 de noviembre hasta el viernes 30 de diciembre. El gobierno buscará hacerse de unos USD 3.000 millones pendientes de liquidar. O por lo menos, este fue el acuerdo alcanzado con la Cámara la Industria Aceitera de la República Argentina. El tipo de cambio que se aplicará será de $230.-

Par acceder al beneficio, la empresa exportadora deberá llevar adelante una Declaración Jurada de Venta al Exterior (DJVE) y liquidar las divisas según lo establecido en el régimen cambiario, y lo dispuesto por el Ministerio de Economía antes del 30 de diciembre. Asimismo, se notificó que se ampliarán los plazos para dar cumplido a la DJVE.

Algo llamativo es que, se obliga a las empresas a renunciar de manera previa llevar adelante cualquier tipo de procedimiento administrativo o judicial, cuya finalidad sea reclamar algún procedimiento diferente.

Finalmente, se adelantó la finalización de la alícuota extraordinaria para la harina y el aceite de soja al primero de diciembre de este año. Por lo cual, ambos productos pasarán a pagar una alícuota del 31% mientras que el poroto mantendrá su alícuota del 33%.


Soja 2.0


El anterior programa funcionaba de la misma manera, con la diferencia que el tipo de cambio era de $200.- En este caso, la medida permitió recaudar unos USD 8.000 millones correspondiente a unas 14 millones de toneladas. Si bien, la medida dio cierto alivio a las reservas del Banco Central. Una vez finalizado el régimen, las liquidaciones del sector cayeron estrepitosamente y los dólares caros que el BCRA supo conseguir, se fueron diluyendo rápidamente – aún con las importaciones pisadas -, para pagar todos los gastos al exterior. Para tratar de preservar, sin éxito la reservas, se impusieron tipos de cambio diferenciados. Pero la sangría de dólares continuaba, con un Banco Central que vendía sus dólares a $160 promedio mientras que para comprarlos había pagado $200 por cada dólar.


Soja 1.0


La mayoría de los analistas hablan del dólar soja 2 pero la realidad es que este es el tercer intento que lleva adelante el gobierno por captar los dólares de este sector. El primero lo llevó adelante la exministra Batakis, a través de un esquema que no convalidaba un tipo de cambio más alto, sino que presentaba el sistema 70/30. Bajo éste el productor podía liquidar el 70% de sus exportaciones al dólar oficial y el otro 30% podía usarse para comprar dólar solidario. La medida tuvo un resultado de unos USD 2.600 millones correspondiente a unas 240 operaciones. El sistema era bastante complejo dado que el productor debía armar un plazo fijo con el 70% de lo generado por la liquidación de sus exportaciones para de esa manera acceder por el otro 30% a la compra del dólar solidario que en ese momento rondaba los $239.-


En conclusión


La convalidación de un tipo de cambio más alto que el programa anterior, indirectamente está mostrando dos aspectos: la devaluación del peso y la debilidad de las reservas. En primer lugar, convalidar un tipo de cambio de $230 en noviembre mientras que en septiembre se había ofrecido unos $200 por dólar, es una manera indirecta de reconocer la pérdida de valor del peso en estos meses. Si tenemos en cuenta que todos los meses el Banco Central devalúa el tipo de cambio oficial en promedio un 6%, a diciembre los $200 de septiembre deberían valer un poco más de $230, pero considerando que con la inflación actual el hecho de hacerse de los pesos hoy a un valor cercano al de final de diciembre ya se está obteniendo una ganancia. El peso cada vez vale menos, y el gobierno busca nuevas maneras para evitar llevar adelante una medida correctiva del valor del este con respecto al dólar. Es por lo que, inventará tantos tipos de dólares – desdoblamientos -, como sea necesario para estirar la situación. El problema es que quizás se quede sin opciones en el peor momento, porque cuanto más cerca de las elecciones se produzca el salto en el tipo de cambio peor será para el gobierno. Nadie quiere una devaluación, pero la medida correctiva con una brecha tan alta es inevitable.

Con respecto al segundo punto, durante el mes de noviembre BCRA lleva acumuladas ventas por unos USD 987 millones netos, en un contexto donde las importaciones están pisadas, y los pagos postergados. Al principio de octubre, la autoridad monetaria se había desprendido del 31% de lo que había recaudado con la anterior versión del programa. El gobierno prometió que durante noviembre la situación de la pérdida de reservas se iba a detener dado que se terminaban de pagar las importaciones de combustible y gas que habían provocado, a su entender, el desequilibrio en las cuentas como consecuencia del incrementó del valor que generó la guerra. Pero esto no se terminaba de materializar. En diciembre, se tienen que comenzar a enfrentar pagos no sólo de importaciones actuales – ya sea de las excepciones o de las SIRA con fecha de pago en dicho mes -, sino las postergadas desde el mes de junio. En este contexto, el gobierno no tenía muchas opciones si quería cumplir con las metas del FMI y asegurarse de no quedarse sin reservas. El gobierno evidencia que está contra las cuerdas y que poco le queda de resto, aunque el intente disimularlo. La sequía está preocupando porque los dólares que debían ingresar entre diciembre y marzo, y que permitirían pasar el verano no van a llegar en el volumen esperado.

El tema de cómo se financiará este dólar más caro, es para otro artículo, pero se emitirá una nueva letra a 10 años en dólares estadounidenses para cubrir las diferencias patrimoniales que genere la medida. Si bien el ingreso de dólares fresco podría descomprimir la situación del dólar, la emisión monetaria en un momento en donde las diferentes cotizaciones financieras parecieran haberse despertado puede tener un efecto contrario al que busca el gobierno.

El otro problema, mucho más profundo, es el reclamo del sector con relación a la falta de políticas fiscales que realmente potencie el crecimiento y el desarrollo del sector. La industria reclama cambios más profundos que un tipo de cambio diferenciado, dado que este tipo de medidas no constituye una base para generar un cambio en la matriz productiva. Este tipo de medidas son beneficiosas para los exportadores quienes ya tienen el producto acopiado mientras que difícilmente llegue a los productores que se han desprendido hace tiempo de la soja. Lo cual, genera un fuerte rechazo por parte de la cadena productiva que reclama un tipo de cambio diferenciado permanente. Asimismo, el estímulo para liquidar una vez que desaparece el beneficio desaparece. Esto fue lo que sucedió con el anterior dólar soja.

Mientras que el gobierno anuncia que parte de lo recaudado por el incremento de la liquidación será destinado a ayudar a las economías regionales afectadas por las inclemencias climáticas, la sequía cada vez hace más daño. A ésta se le suman las heladas tardías y ahora la ola de calor. Los costos del sector siguen subiendo, haciendo que el rinde por hectárea tenga que ser muy alto para poder recuperar la inversión. Como pasa siempre en la economía, quizás los más grandes resistan, pero los pequeños … los chacareros … la PYME agropecuaria está cada vez más complicada y necesita medidas de fondos más que pequeños paliativos.

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