El 3 de agosto de 1988 el equipo económico de Juan Sourrouille y José Luis Machinea anunciaban el Plan Primavera, que buscaba salir de la crisis que había generado el fallido Plan Austral. Las similitudes con la realidad actual deberían encender señales de alarma.
Miércoles 3 de agosto de 2022 Mg. Yanina S. Lojo
Si tuviera que elegir el día para presentar un plan económico para sacar adelante al país de una terrible crisis, como la que estamos viviendo, probablemente no lo haría el mismo día en que se presentó un plan que fracasó y que inició un proceso gravísimo que destruyó la economía.
¿Cómo llegamos al Plan Primavera?
Surge como una herramienta para darle solución a la difícil situación que había dejado la implementación del Plan Austral. Este último fue presentado por el equipo económico en el año 1985 y buscaba implementar de manera coordinada mecanismos para el control de salarios y precios, y reducir la inflación, ya inercial, a través de un mecanismo de reforma monetaria. Podríamos decir que la situación nos suena.
¿Qué fue el Plan Austral?
Básicamente consistió en la creación de una nueva unidad monetaria, el austral: un austral representaría 1.000 pesos de ese momento para todas las operaciones al contado. En el caso de los contratos a futuro, se decidió que la conversión se haría deduciendo el impacto de la inflación. Para ello se elaboró una tabla que indicaba el ajuste porcentual a la baja para cada término contractual. Esta fue elaborada considerando la tasa de interés previa a la aplicación del nuevo plan que tenía la tasa de inflación esperada.
Se recurrió al control de precios, salarios y la corrección del tipo de cambio con una tabla de ajuste. Pero al mismo tiempo se asumió un compromiso para bajar el déficit fiscal.
Rápidamente se vieron resultados, dado que en dos meses la inflación del 20% y 30% mensual bajó al 2% en agosto de 1985 hasta febrero de 1986.
El problema surgió por cuestiones políticas, puesto que el equipo económico no logró el apoyo necesario para avanzar sobre el control del déficit fiscal. Por lo que, en 1986, se decidió comenzar un proceso de ajuste del tipo de cambio nominal. En paralelo con la actualidad, podríamos suponer que lo que justificó la llegada de Massa al ministerio de economía fue la necesidad de contar con apoyo político para poder tomar decisiones difíciles. O esperamos que así sea.
¿Cómo estalló la crisis?
La inflación que había sido controlada volvió a subir al 6,8% mensual, más baja que la que se espera para el mes de julio. Por lo cual, se decide que Machinea asuma como presidente del BCRA para aplicar un control sobre la emisión monetaria, algo que en la actualidad se viene pidiendo desde hace tiempo. Esto logró nuevamente bajar la inflación al 5% para diciembre, pero para enero de 1987 ya estaba al 7,8%, nuevamente más baja que la inflación esperada para julio 2022.
El equipo económico decidió que lo mejor era aplicar un congelamiento de precios - algo que hemos visto mucho en estos años y como siempre nunca ha dado resultado. Se aplicó además una suba de salarios, y un ajuste en los precios y del tipo de cambio. Esto llevó la inflación al 13,7% en agosto 1987.
Como las medidas hasta ese momento implementadas no daban frutos, decidieron ir por el desdoblamiento cambiario. Cuando uno piensa que los funcionarios públicos no tienen imaginación, surgen medidas que nos sorprenden: en ese momento se decidió que en el mercado oficial se canalizarían las operaciones de exportación, de importación y las vinculadas a servicios de deuda pública y privada con el exterior. Ese tipo de cambio estaría regulado por el BCRA. Para el resto de las operaciones, el dólar fluctuaría libre. El tipo de cambio oficial subió un 12,1% y el libre 26,5%. Pero para diciembre éste último había seguido subiendo mientras que el oficial se había mantenido.
Para 1988 el incremento de ambos tipos de cambio había acelerado la inflación que llegó a niveles similares a los anteriores al Plan Austral.
La llegada del Plan Primavera
La Argentina hizo un acuerdo con el Banco Mundial por un préstamo de 1.25 mil millones de dólares, con un desembolso inicial de 350 millones de dólares. Según lo acordado con esta entidad, se mantendría el desdoblamiento cambiario, pero con algunos cambios: los exportadores de bienes primarios debían vender sus dólares al tipo de cambio oficial, a menos que fueran bienes manufacturados en donde la obligación se reducía al 50%. Básicamente se les impuso un impuesto encubierto a las exportaciones. Para las importaciones y demás operaciones se debía recurrir al mercado libre. El BCRA intervendría en el mercado libre, comprando dólares en el mercado oficial y subastándolos en el libre, en fechas programadas.
Además, se asumió el compromiso de la apertura de la economía, es decir, la liberación de las trabas a las importaciones. Nuevamente se apostó al control de precios y salarios, y se logró controlar la inflación por 3 meses.
El resultado
Para febrero de 1989, el Banco Mundial decidió que como no habíamos cumplido con las metas suspendía los desembolsos. Eso llevó al BCRA a suspender las subastas disparando el tipo de cambio libre un 23% y para fines de marzo ya la brecha era del 215%. Obviamente que ya nadie confiaba en el austral y se daba inicio a uno de los procesos más duros de la economía argentina: la hiperinflación.
¿Qué deberíamos aprender y evitar en vistas al futuro?
La historia de cómo fallaron el Plan Austral y el Plan Primavera debería dejarnos varias enseñanzas:
No hay que confundir crisis política con crisis económica: la primera se resuelve solo con política, la segunda necesita de la política, pero solo se resuelve con medidas económicas serias.
Sin un plan económico creíble que se ejecute de manera coordinada, abarcando diferentes aspectos de la economía y que cuente con el apoyo de todo el arco político, no se puede salir de la crisis.
Las medidas heterodoxas como el control de precios, salarios o de cambio, pueden dar pequeños resultados en el corto plazo para reducir la inflación, pero en el mediano o largo plazo al no resolver los problemas estructurales, fallan.
Los problemas estructurales de la economía argentina han estado presentes durante mucho tiempo y hasta tanto no los solucionemos, volveremos tarde o temprano a la misma situación.
Ante una crisis económica, los intereses políticos deben dejarse de lado para preservar a la población. Cuando se priorizan los intereses políticos personales, la crisis te alcanza y se termina perdiendo el capital político que se quiso preservar.
Si se toman medidas que solo tienen como objetivo ser un parche para ganar tiempo, si no se ataca el problema de lleno como realmente necesita la economía, la historia nos muestra que vamos al peor escenario posible: hiperinflación, devaluación, empobrecimiento, recesión y crisis total.
Siempre hay que recordar que el mercado te va a dar tiempo hasta que conozca el plan, o el no plan. Una vez que tenga la información cual César te levantará o te bajará el pulgar: te dará tiempo para intentar encauzar el camino - un corto plazo -, te dejará que te coman los leones.
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