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¿Qué pasa con los precios después de la baja del Impuesto País?

En septiembre se confirmó la reducción de la alícuota del Impuesto País para la gran mayoría de productos. Ahora se suma la decisión de bajar los aranceles de importación. ¿Ha impactado en los precios? ¿Impactará?

Jueves 24 de octubre de 2024, Mg. Yanina S. Lojo


En septiembre de efectivizó la reducción de la alícuota del Impuesto País, pasando del 17,5% al 7,5% para la gran mayoría de los productos, y los servicios asociados con el flete internacional. La pregunta que se repite es: ¿Hubo un impacto en los precios? ¿O cuándo llegará? A eso se le suman los anuncios de la semana pasada en materia arancelaria. Y el alivio tributario que sigue vigente para muchos productos e insumos.


¿Qué paso con los precios mayoristas?


Según los datos publicados por el INDEC en el mes de septiembre los precios mayoristas tuvieron un ajuste fue del 2%. Y no es menor el dato de productos importados fue -1,4%. En el caso de Precios Básicos al por mayor, fue del 1,7% mientras que en el caso de los importados fue de -1,3%.

Que la inflación mayorista se haya ubicado en el 2% es algo que el gobierno celebró y que sienta un buen precedente para el mes que esta en curso. Las primeras previsiones hablan de una inflación muy cercana al 3%.


En el caso de los productos importados, el valor sorprendió porque el número fue negativo indicando que hubo ajuste hacia la baja. Entonces surge la pregunta: ¿por qué? ¿Qué generó esta baja?


¿A dónde fue la baja del reducción del impuesto país?


En primer lugar, es importante señalar que no todos los productos y servicios vieron modificada la alícuota de impuesto país. Si una gran mayoría, que es la que tributaba un 7,5% y en diciembre se llevó al 17,5%, para que en septiembre volviera al valor anterior.


Por ejemplo, los servicios digitales que consumimos la mayoría a través de las plataformas digitales sigue tributando el 8%. Los servicios generales que pagan las empresas al exterior mantuvieron su alícuota del 25% y los bienes considerados como suntuarios siguen tributando 30%.


Muchos esperaban que la reducción impactará rápidamente en los precios, pero al realidad es que los márgenes se habían achicado significativamente en los últimos meses por efecto del salto en el tipo de cambio, cuando se sincero en diciembre, por la suba de las tarifas de los servicios, el aumento de los costos locales de producción y otros múltiples factores. También el costo de la financiación, porque muchas firmas han tenido que recurrir a herramientas de financiamiento para poder hacer frente a los requerimientos de los proveedores que no aceptan el pago a plazo.


En este contexto, es posible que la rebaja de diez puntos en el impuesto país no impacte de manera directa e inmediata en los precios de los productos sino que al permitir que mejoren los costos, los precios no aumenten. Esto en términos reales se va a traducir en una mejora para los consumidores. Pero no la veremos en las góndolas de manera inmediata.


Entonces, ¿por qué bajan los precios de los productos importados?


Primero hay que recordar que más del 70% de lo que se importa en la Argentina está destinado a formar parte de una cadena productiva porque se trata de insumos, materias primas o bienes de capital.


En ese contexto, es importante señalar por ejemplo que hubo en marzo medidas destinadas a aliviar la carga impositiva de productos de la canasta básica e insumos para la producción que importan las empresas PyME. En ese caso, se decidió eximir del pago del IVA percepción (20%) y del Anticipo Impuesto a las Ganancias (6%). Aunque para muchos se trata de crédito fiscal que puede ser tomado a cuenta para impuestos, la realidad es que en el contexto actual la mayoría de las empresas se ven obligadas a pasarlos como costos, dado la presión que sufren en su liquidez.


También hubo una rebaja de aranceles de importación que afecto a herbicidas, fertilizantes, y otros productos. Esta medida que fue tomada también a principios de año puede haber tenido un impacto positivo.


Pero la realidad pareciera apuntar más a dos cuestiones: sobre stock ante una demanda que cayó significativamente y Pricing. Por un lado, ante la incertidumbre que reinaba hacia finales del año pasado muchas empresas decidieron colocar la mayor cantidad de ordenes de compra para asegurarse tener suficiente mercadería para vender e insumos para producir. Al mismo tiempo, ante el complejo escenario y las dudas sobre el tipo de cambio, muchos determinaron su política de precios convalidando un valor mucho más alto de que realmente se opera. Entonces, en un contexto donde la demanda está deprimida, las empresas necesitan ajustar sus precios para darle salida a sus productos a fin de generar flujo de caja, y de ahí que algunos precios se hayan tenido que reducir, o que hayan surgido promociones o descuentos.


En ese proceso de afinar el lápiz entra en juego a que tipo de cambio efectivamente lograron cancelar sus operaciones. Aunque muchas empresas tuvieron que recurrir al mercado financiero para poder pagar las deudas contraídas durante el 2023, pudieron hacerlo a un tipo de cambio que no fue el que se proyectaba a finales del año pasado ante la incertidumbre electoral.


La estabilidad cambiaria que se ha vivido en los últimos meses, sumado a las flexibilizaciones que han permitido reducir los plazos de pago, permiten a la organizaciones hacer una mejor previsión de sus costos y por ende, ofrecer sus productos a precios más competitivos.


¿Qué pasará con la rebaja de aranceles de importación?


Algo similar a lo que sucedió con el Impuesto País, y que se repetirá en diciembre cuando el impuesto se elimine, en lo inmediato quizás no se vea un cambio directo en el precio que vemos en la góndola. Sino que será un proceso que llevará tiempo. Pero que los valores no se ajusten o se ajusten a una menor velocidad ya es algo positivo para los consumidores. El tiempo será el que vaya colocando las cosas en su lugar.


Ahora, ¿por qué mi bolsillo no siente que se redujo la velocidad de ajuste de precios?


Esa es la pregunta que más se repite en los consumidores. En primer lugar, si hay precios que continúan subiendo, porque seguimos teniendo inflación. Lo que vemos es que se ajustan a una velocidad inferior. No estamos teniendo en la economía en general deflación, que es cuando los precios se ajustan a la baja.


Pero nuestros bolsillos no sienten esta reducción porque mientras que los precios subieron por el ascensor, los salarios lo hicieron por la escalera a una velocidad mucho menor. Recién en los últimos meses, los sueldos comenzaron a ganarle a la inflación pero en términos mensuales. Por ejemplo, en julio el Índice de Salarios fue del 7,5%, y la inflación del 4%. Durante los primeros siete meses del 2024, el IPC mostró una variación del 87% mientras que los salarios del 98,1%. Sin embargo, en diciembre de 2023 cuando la inflación superó el 25%, el índice de salarios fue del 8,3% y acumulaba un 152,7%, mientras que el IPC un 211%.



Del análisis se desprende que claramente durante el año pasado y principios de este año hubo una fuerte pérdida de poder adquisitivo. Esto se traduce en la realidad que vivimos en la calle, que el bolsillo no alcanza.


Hoy con el problema de la inflación casi encausado, se vuelve vital trabajar sobre la reactivación económica y la recomposición del poder de compra.


Las medidas que se están tomando en materia de alivio tributario apuntan a ambas patas: mejoran los costos, evitan que los precios sigan subiendo en el corto plazo o lo hagan a una velocidad inferior y en el mediano - largo plazo, estos se deberían acomodar en valores de mercado. Las reducciones han sido positivas, queda todavía que impacten en el bolsillo del consumidor. Parece difícil que algo en la Argentina baje, pero los números no mienten y a la larga, va a terminar sucediendo. Lamentablemente, hay que trascurrir el mientras tanto.

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