Ayer se confirmaron las expectativas del gobierno y el IPC quebró la barrera del 3%, ubicándose en el mes de octubre en el 2,7%. ¿Esto significa que los precios no aumentan? ¿Cómo se vincula con el cepo?
Miércoles 13 de noviembre de 2024, Mg. Yanina S. Lojo
Finalmente, la realidad supero a las expectativas y la inflación perforó el 3%. En el mes de octubre el IPC fue del 2,7%. De esta manera, en lo que va del año acumula una variación del 107%. Después de haber alcanzado el pico máximo en diciembre de 2023, con un 25%, Hoy la inflación se ha desacelerado significativamente. Pero ¿cómo impacta esto en los consumidores? ¿Significa que los precios no aumentan? Vamos por parte.
La menor inflación en tres años
Desde noviembre de 2021 no había un registro mensual tan bajo, y en menos de un año de haber asumido el equipo económico logró llevar el 25% al 2,7%. No es un logro menor, y ahora lo importante, es consolidar la baja y la desaceleración
¿Sería una mala noticia que en noviembre el número vuelva estar en 3%? No, es algo posible, y que ya se ha dado en otros momentos. Pero más importante es cómo evolucionaron los distintos rubros dentro de la canasta donde, por ejemplo, Alimentos y bebidas no alcohólicas solo ajustaron un 1,2%. Las consultoras privadas venían anunciando que la velocidad de ajuste de los precios en esta categoría se había reducido significativamente. No es un dato menor teniendo en cuenta cómo impacta en el bolsillo de los consumidores.
El mayor aumento se observó en Vivienda, Agua, Electricidad, gas y otros combustibles. La variación fue del 5,4% y responde a las subas en Alquiler de la vivienda y gastos conexos; Electricidad, gas y otros combustibles; y Suministro de agua.
En el segundo lugar se encuentran Prendas de vestir y calzado (4,4%), impulsada por una cuestión estacional: comienza la nueva temporada. También muy cerca Restaurantes y hoteles (4,3%).
Lo que se desprende del informe del INDEC es que el ajuste en los precios de los servicios se mueve a una velocidad mucho mayor, ya que fue del 4,3%. Esto permite también comprender en parte la diferencia entre el dato de la Ciudad de Buenos Aires y del país. Ya que en la canasta que se mide en la Ciudad hay una mayor ponderación de los servicios, que a nivel país duplicó el ajuste en los precios de los bienes.
El dato de la inflación núcleo no debe pasar tampoco desapercibido, ya que quedo levemente por encima del índice general marcando que en el mes de octubre la dinámica de los precios no parecía indicar que en el corto plazo pudiera cambiar la tendencia en aquellos bienes y servicios que no están regulados ni afectados por cuestiones estacionales.
¿Y cómo se relaciona la inflación con el cepo?
El vinculo se lo dio ayer el mismo presidente cuando en su discurso anoche adelantó: “Les aviso que, si durante dos meses más repetimos números en esta línea, vamos a estar bajando el crawling peg a 1% y cuando repitamos 3 meses de 1% vamos a estar liberando el mercado de cambios” De esta manera, el presidente confirmó que si el camino de la desaceleración de los precios continua el Banco Central reducirá la tasa de devaluación al 1% mensual. Y agregó que de lograr sostener tanto la baja de la inflación como la reducción en la depreciación de la moneda, en cinco meses se podría liberar el mercado. En la misma línea, el ministro de Economía confirmó que la salida del cepo se daría en 2025.
Obviamente, hay que tener presente que hay factores externos a la economía argentina que pueden jugar en contra de esta menor tasa de devaluación. Por ejemplo, la depreciación del real que genera presión sobre el peso, y que potencia el déficit de la balanza comercial. También la posible reinstauración de la guerra comercial entre Estados Unidos y China, y la decisión que pueda tomar la Unión Europea para responder a una suba de aranceles pueden afectar a nuestro país.
Es claro, que la competitividad de nuestro país no puede depender únicamente del tipo de cambio sino de cuestiones estructurales, pero para ello se requieren profundos cambios que en el corto plazo no se van a alcanzar.
¿Y si la inflación baja porque no lo siento en mi bolsillo?
Bueno hay varios motivos que explican esta situación, en primer lugar, debemos tener presente que el IPC se calcula sobre una canasta de productos y servicios que pueden diferir de nuestra manera de consumir. También va a incidir dónde vivimos. Mientras que el índice general fue de 2,7% para el país, en la Patagonia fue del 3,2%.
Muchas veces cuando se da a conocer el índice y se habla de la baja, muchos consumidores sienten que el número no los representa porque cuando van a consultar un precio se encuentran con que aumentó con respecto al mes anterior. Y esto es correcto. Más allá de que hablamos de un promedio, la inflación nos dice que los precios siguen subiendo. Lo que está pasando es que la velocidad de ajuste de estos precios es menor que otros meses. Es decir: los precios suben a una tasa menor que meses anteriores. Cuando los precios comienzan a bajar, y los índices dan negativos es cuando hablamos de deflación. Un fenómeno que no llego a nuestra economía, aún.
Por otro lado, mientras que los precios subieron por el ascensor durante todo 2023 y parte del 2024, los salarios quedaron rezagados y recién en los últimos seis meses comenzaron a mostrar una evolución mensual superior a la inflación. Entonces podemos decir que el poder adquisitivo de los argentinos sufrió una fuerte licuación.
Los salarios y la canasta básica
Si bien el dato es a septiembre, la variación del índice de salarios se ubica en el 4,7%, y en lo que va del año acumula un 119,2% mientras que la interanual alcanzó el 181,9%. La inflación en el noveno mes del año había sido del 3,5%, y la interanual del 209%. ¿Esto que nos dice? Que aunque en los últimos seis meses se ha logrado una reconstitución del salario, aún queda mucho recorrido para recomponer lo que la inflación destruyo: el poder adquisitivo.
Y además el análisis representa un promedio, pero obviamente habrá sectores que han tenido una tasa de ajuste mayor, mientras que otros quedaron muy lejos. Por ello, es que aunque la velocidad de ajuste de los precios cae, y los ingresos empiezan a repuntar, en la calle no se siente de la misma manera.
Es a medida que el poder adquisitivo empieza a recuperar parte del terreno perdido que veremos que comienza a subir el consumo. Y eso reactiva la economía. Las señales que algunos sectores han comenzado a dar de reactivación nos marcan que poco a poco algunos segmentos comienzan a sentir esta leve mejora y pueden trasladarla a consumo. Es clave en este proceso el papel que juegan las promociones, los descuentos y el retorno de las cuotas sin interés.
La otra pata es línea de la pobreza y de la indigencia que, aunque cada vez más lento siguen subiendo. Y hoy una familia tipo para no ser pobre requiere de un ingreso de casi un millón de pesos. A medida que los precios se vayan estabilizando y los ingresos mejoren, los argentinos empezaremos a sentir que el esfuerzo que hicimos durante todos estos meses no fue en vano. Hemos recorrido un camino muy duro, esperemos que pronto salgamos del túnel.
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