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Dólar soja 3: ¿Llega a cumplirse la meta?

mgyaninaslojo

El viernes se termina la tercera medida implementada para fomentar la licitación de dólares desde el sector agroexportador de la soja. El objetivo era hacerse de USD 3.000 millones. ¿Cómo está hoy la situación? ¿Llega el BCRA?

Lunes 26 de diciembre de 2022, Mg. Yanina S. Lojo


El viernes pasado faltaban unos USD 1.000 millones para alcanzar la meta puesta por Economía para cumplir con el objetivo establecido para este desdoblamiento cambiario que vino a tratar de compensar la pérdida de ingresos por la sequía durante el último trimestre del año.


¿Cómo fue la liquidación hasta ahora?


Según había informado el BCRA, las ventas a $ 230 la tonelada había arrojado un resultado de USD 1.932 millones equivalentes a 45 millones de toneladas hasta el 19 de diciembre. De estas ventas, el Banco Central había podido obtener unos USD 1.000 millones netos.


Si bien, la Entidad bancaria confiaba que la última semana el ritmo se acelerará y se logrará el objetivo con liquidaciones diarias de unos USD 300 millones, la realidad venía señalando otra cosa. Mientras que la primera semana en que se implementó está medida se liquidaron en promedio unos USD 91 millones, en las últimas dos se observaba que los números habían descendido a unos USD 72 millones diarios.


¿Qué decidió el gobierno para asegurarse el objetivo?


La semana pasada mediante una resolución del secretario de Agricultura, se les permitió a las empresas acopiadoras liquidar sus existencias al dólar diferenciado. De esta manera, unas 800 firmas podrán acceder a los $230 menos las retenciones.


Antes de esta resolución, las organizaciones que llevaban adelante esta actividad si ingresaban al Mercado a Término podían cobrar los $230 pero corrían el riesgo de que se les suspendiera la licencia para operar como acopiadores. Es por lo que la decisión de la secretaría de agricultura busca que aquellos que compraron soja antes de que entrara en vigor la medida, puedan acceder al dólar soja, y potenciar las operaciones.


No es una medida nueva, ya en el dólar soja 2.0 se había hecho la misma consideración siempre que las compras por parte de las acopiadoras tuvieran fecha de antes del inicio de la implementación del desdoblamiento cambiario.


¿Qué hace un acopiador?


Una acopiadora compra al pequeño productor luego acumula y al alcanzar un determinado volumen revende. ¿A quiénes? A los grandes exportadores y feedlots. De esta manera, las empresas que operan bajo esta figura tienen que asumir el riesgo del precio. ¿Qué quiere decir esto? Que al hacerse de la producción en un momento y tener que esperar a reunir una cantidad considerable para poder venderla quedan expuestas a la volatilidad que suele caracterizar a los precios internacionales de las commodities.


Según representantes del sector, el riesgo cambiario les estaba sumando una mayor complejidad a la hora de operar. Es por ello, que al poder acceder al dólar soja se encuentran con la posibilidad de compensar cualquier desajuste en los precios ya que comprarían al oficial y venderían al dólar soja.


¿Se llegará al objetivo?


Si las estimaciones privadas son correctas, es muy probable que el viernes veamos cerrar el año con el objetivo cumplido, pero lejos quedaron aquellos que veían liquidaciones más generosas que hablaban de unos USD 5.000 millones.


¿Cómo cierra el año para el campo?


El 2022 fue un año muy complicado para el campo. Si bien los precios internacionales acompañaron todo el año al sector, y permitirían afirmar que fue el área agropecuaria la principal aportante a las exportaciones de nuestro país, siendo probablemente récord, también estuvo muy golpeada. Un contexto internacional más que positivo no pudo ser aprovechado en su máximo potencial por cuestiones climáticas, la crisis local económica y las decisiones del gobierno que afectaron al sector.


La sequía y las altas temperaturas fueron problema desde que comenzó el 2022. Hubo grandes incendios – en particular en la zona de Corrientes -, donde las pérdidas afectaron a más de un millón de hectáreas. Se vieron complicados los cultivos de trigo y cebada, y se tuvo que retrasar la siembra de la soja. Y esto como ya hemos mencionado, cuando analizamos la inflación, tuvo un impacto directo en otras actividades como la ganadería y la lechería.


A esto hay que sumarle que muchas economías regionales se vieron afectadas por las heladas tardías, con un impacto significativo. En su momento, se había hablado de un dólar especial además de un programa de incentivos especiales. Pero si bien el dólar soja salió, el de las economías regionales nunca se conoció.


La economía local no ayudó al sector donde sus costos sufrieron aumentos de más del 100%. Lamentablemente, desde ya hace bastante las empresas avocadas a esta actividad vienen pidiendo la unificación del tipo de cambio ya que se les hace muy difícil operar con una brecha cambiaria que por momentos superó el 100%. Y a esto se le suma las restricciones impuestas al sector en relación de las exportaciones: por ejemplo, el sector de la carne hasta fines del año próximo hay más de siete cortes que no pueden ser exportados; o en el caso del trigo y la cebada se mantiene la cuestión de los volúmenes de equilibrio.


Las restricciones a las importaciones tienen un impacto directo sobre la actividad haciendo difícil que puedan hacerse de los insumos y de los bienes de capital que se necesitan. Además del impacto en precios que directamente tiene y, por tanto, en los costos de producción. A mitad de año, el tema más caliente fue el faltante de gasoil que complicó la cosecha.


En conclusión, podríamos decir que a pesar de todo lo antes mencionado y de los problemas estructurales del sector y la inseguridad rural, el campo se puso la camiseta e hizo un gran aporte para sostener la economía nacional. Más allá de todo los idas y vueltas que el gobierno tuvo, que el año cierre habiendo cumplido la meta de reservas asumida con el FMI y que nos hayamos garantizado la continuidad de los desembolsos se debe al gran aporte que hizo el sector agropecuario. Habrá quienes quieran objetar esta última frase, diciendo que sólo lo hizo cuando se le ofreció una mayor recompensa. Pero debemos recordar que, el dólar soja lo recibió un área dentro de las miles que abarca la actividad agropecuaria, y que les llegó principalmente a las grandes empresas y acopiadoras, y no a los pequeños productores que como se mencionó antes tuvieron que vender sus producciones al tipo de cambio oficial mucho antes.


El pequeño productor siempre tiene la camiseta puesta, la lucha y la pelea todos los días, y lo único que podemos desearle es que 2023 sea más gentil que lo que fue este 2022 aún cuando la perspectiva no sea buena.

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